Once upon a time…en tierras portuguesas…se produciría una historia
de amor que se convertiría en leyenda…
El infante Don Pedro (hijo del Rey Alfonso IV de Portugal)
estaba casado con Constanza, una noble castellana que tenía varias damas a su
servicio. Por aquellos entonces los arreglos matrimoniales estaban a la orden
del día y normalmente no salían bien porque las relaciones forzadas no terminaban
de cuajar. Por lo tanto, Don Pedro terminó enamorándose de una de las damas de
su mujer y mantuvieron una relación clandestina hasta que Constanza falleció al
dar a luz a su segundo hijo.
Inés de Castro y el infante Don Pedro, se trasladaron a
vivir a Coimbra (Portugal) y tuvieron varios hijos. El Rey Alfonso IV veía
peligrar la seguridad de su país porque pensaba que la familia de Doña Inés,
podría influir en Don Pedro para que Portugal participara en la Guerra de
Sucesión de Castilla y mandó matarla.
Don Pedro nunca olvidó lo sucedido y prometió vengar su muerte.
Cuando Don Pedro llegó a convertirse en Rey, declaró que se había casado años
atrás con Doña Inés en secreto y que por lo tanto debía de recibir el
tratamiento de Reina. Hizo exhumar el cadáver de Inés y obligó a que todo el
mundo de la corte a que besara la mano de la fallecida.
En el monasterio de Alcobaça (Portugal), hizo construir una
tumba propia de la realeza para Doña Inés y ordenó el proyecto de otra similar
para cuando él falleciera. Tallados en piedra estarían sus cuerpos reales rodeados
de viñetas que también en piedra relatarían su tragedia, dolor e historia para
que se conociera por los siglos de los siglos.
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Escultura funeraria de Doña Inés |
Además, las tumbas, deberían estar colocadas pies contra
pies para que el día del juicio final, al despertar, sus miradas se encontrasen
de frente.
A día de hoy así están posicionados los reyes en el
monasterio y así permanecerán por siempre.
El sobrio monasterio de Alcobaça guarda entre sus muros el
bonito recuerdo de la historia de “La que reinó después de muerta” como se
conoce a Doña Inés y Don Pedro, que bien podría parecerse a Romeo y Julieta, Tristán
e Isolda o incluso a Juana La Loca…y que mi bisabuela conocía como buena
castellana y contaba con mucha emoción.
Especialmente para tí Lala Pepa, este beso en el viento…